En los últimos años, la literatura juvenil ha logrado más interés y reconocimiento que nunca: los adolescentes se han revelado como lectores apasionados y exigentes; hay cada vez más autores y autoras, explorando todo tipo de temas; y, por supuesto, las editoriales se vuelven más y más hacia este segmento de mercado antes poco explotado.
Hacer una lista de diez libros es todo un reto, así que decidí poner algunas limitaciones para no perderme en el camino y, sobre todo, para no sentir culpa por incluir sólo diez y dejar muchísimos fuera:
Son libros de los últimos treinta años.
Excepto dos, son libros que se consiguen en español. De hecho, le di preferencia a autores y autoras mexicanos, aunque hay alguna excepción (los dos que no están en español: uno está a punto de aparecer traducido a nuestro idioma y el otro… espero que alguna editorial tome en cuenta la recomendación).
Aunque he disfrutado como loca algunas sagas de fama internacional, le di preferencia a libros unitarios que, además, son menos conocidos. (¿Cómo para qué recomendar un libro que todos conocen?)
Ninguno es obligatorio para nadie, por supuesto, pero son libros bien escritos, emocionantes, divertidos y a los que yo les tengo muchísimo cariño.
Son todos, como indica el título, novelas. Ojalá haya otra ocasión para hablar de libros de cuento o incluso de poesía, que aunque no suelen etiquetarse como “juveniles”, hay algunos que llegan directo al corazón adolescente.
Dicho lo anterior, la lista:
El alma del vampiro, de Poppy Z. Brite (Factoría de ideas, 2004). Publicada originalmente en 1992, esta novela de góticos y vampiros me voló la cabeza a los diecisiete años. No estaba etiquetada como “juvenil”, pero tiene todo lo que uno puede pedir en una novela para adolescentes: referencias a la cultura pop, buena música, algunas escenas más o menos candentes, personajes inolvidables y una historia intrigante En ese entonces la leí en la edición de RoCa de 1994, traducida como La música de los vampiros. Acabo de releerla en la nueva edición y me sigue pareciendo una lectura deliciosa.
Loba, de Verónica Murguía (SM Ediciones, 2013). Como entusiasta de El Señor de los Anillos, siempre soñé con una historia de fantasy con dragones y hechiceros donde las mujeres fueran más que damas en apuros que esperan en su torre. Sì, Tolkien nos dio a la magnífica Eowyn, pero no era suficiente. Tuve que esperar a 2013 para leer Loba y sentir que la vida me pagó una deuda. Esta novela es más que fantasy: ocurre en un mundo imaginado pero está fundamentada en una investigación histórica profunda, sin volverse didáctica o aburrida. Por el contrario, la trama no te da respiro y todo el tiempo quieres saber qué pasa después.
Frecuencia Júpiter, de Martha Riva Palacio (SM Ediciones, 2013). Esta novela combina elementos de ciencia ficción con situaciones de actualidad para enmarcar la historia de Emilia, una adolescente que, al inicio de la novela, está en coma. La forma en que se intercalan el pasado, el presente y las pesadillas de Emilia es original y muy bien logrado. Me gusta especialmente que tengamos a una protagonista adolescente interesada en la ciencia sin que eso la convierta en el cliché de la nerd. Y las escenas en las que sale la mariposa negra son aterradoras. Léanla y me darán la razón.
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